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Viajes de negocios y AVE: El tándem que coge fuerza

Feb 14, 2019

¿Volar en avión o ‘volar’ en AVE? Los viajeros de negocios, cada vez más, optan por desplazamientos en AVE frente al avión. Porque los viajes de negocios no solo se realizan a destinos internacionales, sino porque el índice de movilidad en territorio nacional es elevado, hacemos un repaso a la historia del AVE.

 

Cual ‘ave’ ha volado el tiempo desde que el primer AVE inaugurara la alta velocidad ferroviaria en España. Desde que en abril de 1992 el primer AVE conectara la madrileña estación de Atocha con la de Santa Justa en Sevilla, han sido muchos los viajeros que, por placer o por trabajo, han hecho uso de la red de alta velocidad que se ha desplegado en todo el país, más de 65 millones en sus primeros 25 años de vida.

 

Velocidad y puntualidad han sido siempre sus factores diferenciales y, sin duda, es ‘la joya de la corona’ de RENFE, que a lo largo de algo más un cuarto de siglo ha pasado de cubrir 472 a 3.200 kilómetros, y aún están pendientes de ser inauguradas las conexiones con Galicia, Asturias, País Vasco, Extremadura, Castellón, Granada y Murcia, con lo que se superarán los 4.000 kilómetros de red.

 

En la actualidad, la red de AVE cubre doce trayectos nacionales y cuatro internacionales -con Francia-, con un 82 por ciento de ocupación. Estos trenes superan los 300 kilómetros por hora de velocidad comercial, siendo los más rápidos de todos los trenes de ‘velocidad alta’ que circulan por nuestra red ferroviaria, tales como Euromed, Avant o Alvia, entre otros.

 

Así, en estos 27 años, el AVE se ha convertido en la primera opción de transporte por parte de muchos viajeros de negocios, que prefieren este medio de transporte por la relación tiempo-puntualidad-comodidad frente al avión.

 

María era asidua usuaria del puente aéreo Madrid-Barcelona. Desde que en 2008 se inaugurara la línea de AVE que une estas dos ciudades, María lo tiene claro y bromea diciendo: “Más nunca cojo el puente aéreo”. María trabaja en Madrid, para una empresa barcelonesa. Tiene un cargo de cierta responsabilidad y rara es la semana que no viaja. “Dirijo un equipo de ocho personas, algunas ubicadas en Madrid y otras, en Barcelona”, nos explica. “Creo que para ‘hacer equipo’ es necesario verse las caras. Yo desde el principio tuve claro que no quería ser una ‘responsable telefónica’”, y continúa: “Frente al puente aéreo, lo prefiero, por el tema de la antelación, de poder ‘despachar’ cosas de trabajo durante el trayecto, así como porque Sants me deja ‘más a mano’ de la ciudad que El Prat”.

 

Y es que en cuestión de desplazamientos profesionales, el AVE ha jugado un papel fundamental, no solo al aumentar la conectividad de nuestro país, sino también al frenar la obligatoria migración a otras ciudades por cuestiones de trabajo, algo habitual hasta hace algo más de una década.

 

Ese es el caso de Jorge, vallisoletano que no renuncia a la ciudad del Pisuerga a pesar de trabajar en Madrid. Todos los días coge el AVE Valladolid-Madrid para ir a trabajar. Con un trayecto de una hora aproximadamente, asegura que el desplazamiento “es cómodo y rápido”, y subraya: “Viviendo en Valladolid, tardo en ir a trabajar menos que algunos compañeros que, aun viviendo dentro de la Comunidad de Madrid, cuentan con peores conexiones de transporte público”.

 

La rapidez es un factor determinante en la satisfacción de los viajeros de AVE. Y es que el incremento de la velocidad comercial ha sido uno de los factores clave que ha provocado la transformación del sistema de transporte en España. Así, gracias a la alta velocidad, por ejemplo en el trayecto Madrid-Barcelona, hemos pasado de una velocidad comercial media de 94 kilómetros por hora en 1986 a una velocidad de 248 kilómetros por hora en la actualidad.

 

Este aspecto es el que más destaca Rocío, que desde hace más de diez años realiza casi semanalmente el trayecto Madrid-Valencia. “Antes eran cuatro horas de mi tiempo, ahora, en poco más de hora y media me planto en Joaquín Sorolla”. Esto permite a Rocío realizar ida y vuelta en el día, sin tener que hacer noche en la capital del Turia. “Eso es algo que valoro mucho”, apunta, “pues tengo dos niñas pequeñas de las que no me quiero perder ni un minuto si no es estrictamente necesario”.

 

Exterior view of old Atocha Railway Station in Madrid at sunrise.

 

El futuro del AVE

 

Una vez repasado el pasado y el presente de los trenes de alta velocidad en España, pasamos a hablar de su futuro, un futuro que vendrá marcado por la inminente liberalización del sector ferroviario. Una liberalización que ya existe en transporte de mercancías, y que debe estar también en 2020 para los servicios subvencionados y en 2024 para las cercanías.

 

Aunque el Gobierno debe completar la transposición de la directiva del denominado cuarto paquete ferroviario, ya hay compañías que muestran su interés por entrar en el mercado español. Desde la alemana Deustche Bahn (DB), que podría utilizar su filial Arriva Trains, y la francesa Société National de Chemins de Fer (SNCF), ambas de capital estatal y cuya dimensión es mucho mayor que la de Renfe, hasta nuevos competidores que aparezcan en el horizonte. También se contempla la posibilidad de que entre en juego la holandesa Nederlandse Spoorwegen y la privada británica Virgin Trains.

 

En cuanto a las empresas españolas que han mostrado disposición a entrar en el ámbito ferroviario, destacan Alsa e Ilsa, empresa de la órbita de Air Nostrum. Asimismo, se especula que algunas constructoras como Ferrovial, ACS o Acciona podrían sentirse también atraídas, según algunas cabeceras de la prensa nacional.

 

¿Y qué traerá consigo la entrada de nuevos actores para el viajero? La entrada en juego de nuevos competidores aumentará la competencia entre ellos, que lucharán por ganar cuota de mercado a través de ofertas y políticas de precios que, seguramente, repercutirá en un abaratamiento de los billetes.

 

En ese sentido, probablemente la lucha por ganar clientes lleve también a las compañías a ofrecer servicios adicionales de valor añadido que aumenten el atractivo de su oferta, basados en la tecnología, en la atención al viajero, etc.

 

De este modo, no solo los viajeros a nivel particular, sino también las compañías con elevado volumen de viajes corporativos, optarán cada vez más por ‘volar’ en el AVE.